Historia

Las primeras noticias que tenemos del topónimo Patraix nos remiten a la época árabe: más concretamente, el nombre de nuestro barrio es citado en el Llibre del Repartiment con el que la administración de Jaume I repartió las tierras centrales de València entre los colonizadores y conquistadores. Patraix, de hecho, fue una alquería musulmana, es decir, una unidad de producción agrícola conformada por unas pocas casas situadas cerca de una acequia o ramal ( en nuestro caso la acequia de Favara) y con habitantes dedicados a labores agrícolas.
Pese a esto, se puede aventurar una posibilidad lejana de un origen romano, ya que el topónimo Patraix proviene del latín, y del árabe (nos remite, de hecho a PETRARIOS, es decir, los pedregales), y en algunas excavaciones hechas a raíz de obras de cimentación posteriores a la demolición de una casa se encontraron dos lápidas funerarias romanas y algunos objetos tales como una hebilla metálica.
En todo caso, estos hallazgos y la historia del topónimo no demuestran el origen romano, ya que no tenemos noticias de ningún núcleo poblacional anterior a la época árabe. Podría ser, eso sí, que el nombre “Patraix” nos remita a la época romana a una partida de terreno despoblado o algún pequeño caserío.
A partir de la fisonomía del núcleo más antiguo, la plaza homónima, el geógrafo y arqueólogo Victor Algarra (2004) ha hipotetizado que las casa más antiguas son, posiblemente, las situadas entre la Plaza Patraix y la actual calle L’Alcudia, y que estas se habrían situado en paralelo al brazo de la acequia de Favara. Posteriormente, con la reconquista de Jaume I, el plano de la población habría adoptado la fisonomía del típico pueblo de planta cristiana, organizado alrededor de una plaza central, en oposición al trazado irregular propio de la cultura árabe. Esto explicaría el trazado rectilíneo de los lados norte y este de la Plaza de Patraix, y el aspecto más irregular de los bloques de casas situados al sur y al oeste.
Después de la reconquista, y una vez que el LLibre del Repartiment testimonia la donación de las casas de Patraix a los repobladores (fundamentalmente catalanes y aragoneses), el señorío del poblado es dado a la familia Escrivá. Estos, no serán los únicos señores de Patraix, ya que en 1567 el señorío pasaría a manos reales y de estas a los Cárdenas, Marqueses de Elche, que lo mantendrán hasta 1769, año en que Patraix pasa a baronía en manos de la familia Cruïlles, actuales poseedores del título de Barón de Patraix.
Evidentemente, la posesión de este título tiene en la actualidad un valor únicamente simbólico, ya que, con la abolición de los señoríos llevada a cabo por el estado liberal de 1811, Patraix se transformó en ayuntamiento, condición que mantuvo, a pesar de su reducido término municipal (que abarcaba el núcleo urbano pero no la huerta circundante que pertenecía a Valencia) hasta 1870, este año Patraix fue anexionado al ayuntamiento de Valencia. En años posteriores corrieron la misma suerte los antiguos municipios de Benimaclet (1971), Beniferri (1872), Ruzafa (1877), Benimàmet (1882), Orriols (1882), Poble Nou de la Mar o Cabanyal (1897) y Campanar (1897) entre otros de menor identidad.
Pese a esta incorporación administrativa, la incorporación física, es decir, la invasión del espacio físico del pueblo por parte de la red urbana de capital, no se dio hasta los años cincuenta, después de la migración posterior a la posguerra y la industrialización de la periferia de la ciudad de Valencia.

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